El príncipe Nico no pudo pasar de largo cuando vio que Marisa necesitaba su ayuda. Ella se encontraba confusa y perdida y no tenía ningún lugar al que ir, por eso se la llevó al palacio real. El hecho de que Marisa estuviera embarazada despertó el instinto protector de Nico, un sentimiento que no había vuelto a experimentar desde hacía años.
Hasta la aparición de Marisa, su vida había sido frívola y superficial, pero desde ese momento, supo que tenía algo por lo que merecía la pena vivir. Sin embargo, con su país desgarrado por la guerra y la rebelión, ¿podía permitirse enamorarse de una desconocida embarazada?
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