Cuando Natasha conoció al anciano tejano en Londres, no imaginó que la incluiría en su testamento. Sin embargo, perdería su herencia si no acudía a recibirla en el rancho ganadero del viejo. Además, estaba la cláusula de sus bisnietas gemelas. Pero lo que heredó Natasha, no sólo la asombró a ella, sino también a Jay Travers, el nieto del singular tejano, quien esperaba ser el único heredero.
0 comentarios
Publicar un comentario