Tal como lo veía Carrie Duncan, se le presentaban dos opciones: podía casarse con Hank Brady según lo planeado, o matarlo.
Por desgracia para él, prevaleció la frialdad de la lógica y Carrie no se decantó por ninguna. Pero ahora, cuatro meses después, emparejados a la fuerza como asistentes a la boda de la hermana de Hank, éste estaba aprendiendo que "perdonar" y "olvidar" no eran palabras que se encontraran en el vocabulario de su ex prometida.
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