Allí estaba él, delante de Erin Lawrence: con el torso desnudo, el pelo alborotado y más sexy que nadie que ella hubiera visto en su vida. ¿Sería posible que aquel fuera Daniel Connelly, el nuevo rey de Altaria? Erin supo enseguida que iba a tener que trabajar muy duro para conseguir que aquel ejecutivo estadounidense obedeciera a las normas del protocolo real... pero también le iba a costar mucho resistirse a su sensual encanto.
Como hijo de una antigua princesa, a Daniel lo habían educado para que creyera en la familia y en el honor. Pero nadie lo había preparado para las sesiones de veinticuatro horas con Erin... o para soportar la pasión que ella despertaba en él. Era una muchacha inocente y pura, mientras que él... bueno, en él no quedaba demasiada inocencia y además, pronto se convertiría en rey. Ambos pensaban que la obligación estaba por encima de la pasión, pero, ¿cuál de las dos acabaría decidiendo su destino?
Como hijo de una antigua princesa, a Daniel lo habían educado para que creyera en la familia y en el honor. Pero nadie lo había preparado para las sesiones de veinticuatro horas con Erin... o para soportar la pasión que ella despertaba en él. Era una muchacha inocente y pura, mientras que él... bueno, en él no quedaba demasiada inocencia y además, pronto se convertiría en rey. Ambos pensaban que la obligación estaba por encima de la pasión, pero, ¿cuál de las dos acabaría decidiendo su destino?
0 comentarios
Publicar un comentario