Desde el principio, Paula había comprendido que Eduardo Mascherini podía hacerla sentirse muy vulnerable.
Por esa razón, estaba decidida a mantenerlo a cierta distancia para conservar su imagen serena, imparcial y profesional. Pero el destino parecía estar contra ella.
El conde demostró muy claramente que disfrutaba complicándole la vida. Además. Paula no tardó en descubrir que su corazón estaba decidido a seguir su propio camino.
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